Estoy con Emilia en la sala de su casa. En el equipo de audio está sonando el mix de Baba Yaga, uno de los tracks de Tangerine Satori, cuyo volumen debo reconocer que, aun para mis cánones, está demasiado alto. En una repisa puedo ver una fotografía familiar de cuatro robustos adolescentes: los hermanos de Emilia. Uno de ellos salió retratado con los ojos cerrados. Emilia me cuenta que no hay ninguna foto de sus hermanos en la que no haya salido alguno de ellos con los ojos cerrados. Puedo ver que el chico de los ojos cerrados en esta foto tiene, además, un tatuaje en forma de mariposa en su hombro izquierdo. Emilia me dice que todos sus hermanos tienen el mismo tatuaje, sólo que en diferentes lugares del cuerpo. A partir de ese momento, paso el resto de la tarde preguntándome si ella también lo tiene y, en todo caso, adónde lo tendrá.