Click para continuar...
...y fue después, recién mucho después, cuando salí a la calle, que recordé sus palabras "terminemos con ésto de una vez por todas", y cada una de ellas rasgaba mi piel como un pequeño cuchillo envenenado, y de pronto rompí en llanto. No podía dejar de llorar y sólo veía al mundo hecho una sopa espesa detrás de mis lágrimas, negras de rimel, mientras las pocas personas que pasaban a mi lado trataban de no mirarme, o me miraban de reojo, simulando que yo no estaba ahí, llorando a mares, como una idiota...